sábado, 29 de diciembre de 2007

martes, 11 de diciembre de 2007

La pasión no lee poesía

No me vas a enamorar con flores ni champagne francés. Ni cantando en mi balcón las letras de Sabina. A mí no me sirven las velas ni los suspiros de amor. El azúcar engorda mi vida.
Y luego la gente se ríe si les digo que soy romántica. Pero sólo yo sé que si amo lo hago con los ojos, con las manos, desde el calor, o con la boca, sin mediar palabra.
Con tus promesas de amor eterno no haces más que hacerme protagonista de un empalagoso cuento de hadas. Y podré enamorarme cual posesa quizá del rosa chillón de las paredes de este romance, y de las fresas con nata que tomaremos cada anochecer. Pero el capricho es pasajero.
Una vez haya saciado mi necesidad de vestir de princesa, el traje me escocerá y los picores de sus bordados me ahogarán. Y lo nuestro habrá sido un capítulo de Sexo en Nueva York, cuando la resaca de tanta dulzura haya pasado y la lucidez llegue a mi mente, quizá entonces no eres un príncipe ni a mi me apetece ser tu princesa.
Así que guárdate la poesía para la noche de bodas porque ahora tan solo quiero, si te amo porque no puedo evitarlo, yo que soy esquiva de la dependencia emocional y de las relaciones tempranas, ahora solo quiero vestirme para que me arranques la ropa sin permiso, sin vergüenza, sin cuidado.
Te quiero duro, firme, altivo, punzante y fervoroso, como tu miembro, Deja la poesía para cuando la pasión se agote, dando paso al amor.

Eva

viernes, 7 de diciembre de 2007

Dejar de soñar

No tenemos abandonado el blog, solo nos hemos tomado un descanso emocional. Y cuando escribimos algo es porque nos sale de dentro. Vacaciones de corazón, para llamarle de alguna manera. Hemos decidido reposar, dejar de amar tanto, de sentir de una forma tan intensa, y a menudo gratuita. Desconectar, olvidar que una tiene entrañas, es a veces necesario, dejar de darle un valor a las cosas y a los demás, para encontrar el valor en uno mismo. Dejar de soñar, pero nunca para siempre. Todo lo que se proclama eterno fracasa. Por eso las relaciones con más futuro son las que mueren antes.
Cuando la cabeza empieze a darles vueltas al corazón volveremos.

Eva

domingo, 2 de diciembre de 2007