Tu tiempo

Cuatro años va a cumplir esta etapa de mi vida. Él descubrió un corazón escondido debajo de mi falda adolescente. Yo le enseñé a llorar por amor, sin dejar de reír. Los dos abandonamos una parte de nuestra vida para abrazarnos cada mañana como si ése fuese nuestro objetivo en la vida. Y el mundo seguía girando mientras hacíamos el amor, pero nosotros no oíamos más que la música que acompañaba nuestras carícias, no veíamos más que nuestra desnudez, y no dormíamos si no era para soñar.
Con el tiempo él aprendió a herirme sin manchar las sábanas, a robarme miradas, sonrisas y lágrimas sin que yo pudiera hacer nada por evitarlo. Yo indagué en su alma hasta encontrar sus peores temores, y quise adueñarme de ellos para tenerle a mis pies.
El tiempo nos ha hecho fuertes, y racionales. El tiempo me ha dado pistas, pero no ha despejado mis dudas, no ha resuelto nuestros enigmas, no ha pulido nuestras diferencias. Han pasado casi cuatro años. Ya no hacemos el amor con prisa. Ya no es mi prioridad. Ya no cenamos en restaurantes con velas sin hambre.
Pero aún hay gente que se equivoca diciendo que el tiempo lo cura todo. Aún tiemblan mis piernas si me desnuda con la mirada. Aún arden mis labios cuando le pienso. Aún lloran mis entrañas si discutimos.
El tiempo no cura nada, el tiempo lo empeora todo.

Eva