jueves, 27 de septiembre de 2007

Sobrevivir a ti

Vivir contigo es sobrevivir.Es aprender a nadar tragando agua, sin flotador. Es luchar sin cesar por arañar escasos instantes de complicidad. Es un suspiro cansado y sutil.
Vivir a tu lado es perder dignidad, es andar sin zapatos por tierras rocosas.Y luego me das un masaje en los pies, y me devuelves la vida.
Amarte es un ahogo en el que consigo, cuando aflojas, tomar aire para seguir amándote. Es una asignatura pendiente. Un largo camino, sin final. Un tropiezo, un empujón. Un caerse y un levantarse con las rodillas magulladas. Y luego me curas las heridas, y me empujas de nuevo.
Amarte es el tormento de encontrar algo de placer.Es un hambre voraz, es pagar una fortuna por un pedazo de pan.
Es un grito que nadie jamás oirá. Es mirarte y saber que nunca vas a cambiar.

Eva

16 comentarios:

Anónimo dijo...

escalofriante.

Anónimo dijo...

nena quin text més trist, i carregat de dolor. pero ben cert. pero matitzo i crec que aixo no es amor.per cert, algu mha plagiat el nom de comentarista.

Anónimo dijo...

simple y profundo. cuando amar se convierte en un tormento ya no hablamos de amor, sino de obsesion.

Omphalos dijo...

Compensa? Vale la pena? No? Cambia. Por ti. Porque tú lo vales. Porque te lo mereces.

Sufrir por amor no es vivir. Es sufrir. Simplemente.

Un beso

Putas y Princesas dijo...

no vale la pena.pero cuando te das cuenta ya te has desgastado, te has dejado la piel en algo que no merece ni un minuto de tu tiempo... pero no hay mal que por bien no venga.y la experiencia siempre está ahí.

Anónimo dijo...

la gente no cambia pequeña, aunque tu, con tu sonrisa,sí puedescambiarel mundo.

Omphalos dijo...

OFC que no vale la pena. Pero es muy fácil decirlo desde fuera. Lo reconozco.

No es tan fácil reconocerlo desde dentro. Ni ponerle remedio. Aún cuando todo tu ser te grita que te alejes, que no es bueno, que te está matando.

Quién no ha pasado por eso? Quién no tiene un pasado?

La experiencia, no obstante, no te salvará de volver a caer, de volver a pasar por lo mismo. Creeme.

Carme Fortià dijo...

Esto me recuerda una gran verdad que me dijo mi cuñada de adolescente: todas, siempre, alguna vez en nuestra vida, nos enganchamos a relaciones que sabemos que nos harán sufrir, pero que tienen algo, cierto magnetismo, que es inevitable que volvamos a caer rendidas a sus pies.

Hasta que un día, después de la caída (y esto lo digo yo) decidimos hacernos las fuertes y andar en otra dirección. Con lágrimas en los ojos, sobreviviendo, con ese sabor amargo todavía en los lavios, andamos y nos alejamos del lugar donde hemos caído, arrojando ese pedrusco lejos, muy lejos de nosotras.

(espero que lo puedas echar muy lejos, si no lo has hecho ya!)

Gokuro dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Cuando alguien te araña el corazón, lo desgarra y desangra. Y diossss, cómo duele y que dificil de curar! En tiendas prohibidas, en callejones oscuros venden unas tiritas que van curando. Se llaman TIEMPO. Pero ojo. Curan poquito a poco.

Anónimo dijo...

Tienes talento, de verdad. Me encanta como escribes.
Una vez también pasé por una de esas relaciones, hasta que al final me di cuenta de que a mi no me valia la pena.

Saludoss!

Omphalos dijo...

Antes lo escribes... hoy quedo con mi némesis particular, con mi grito nunca escuchado, con mi trozo de pan a precio de oro...

Espero recordar, y no olvidar, que somos ya sólo amigos. Y así debe seguir.

Teniéndolo presente y controlado (me siento capaz), todo es pasarlo bien en esta vida }:-)

Un beso!

Anónimo dijo...

M'agrada el text molt... del que més m'ha agradat, de veritat. Però la idea, em deprimeix i em posa trista!!!

TESTIMO!!!!

estrip dijo...

dolor, plaer, amor i odi, qui posa les fronteres. Tu o ells? tu o elles?

Anónimo dijo...

ya lo he hecho carme. he echado bien lejos el pedrusco, y he seguido adelantemás ligero,sin pesos que perturbaban mi camino.

Anónimo dijo...

Me has recordado a mí, por un instante, cuando creía que su sonrisa era una recompensa. Pero la sonrisa era efímera y las atenciones, y los suspiros, y las complicidades. Yo también lo alejé, en un proceso largo y extenuante, a través del que intenté cerrar cualquier hueco por el que pudiera volver a colarse mí. Porque aunque jamás imaginé que pudiera conformarme con ese sobrevivir, lo cierto es que lo hice. Y precisamente por eso no me atrevo a recalcarme que nunca volveré a conformarme, aunque esté cargada de prudencias.