miércoles, 31 de octubre de 2007

Alevosía, pero sin mentiras

Hoy he descubierto que los diccionarios mienten, con alevosía, con crueldad. He buscado el término “traición” en el diccionario y cuál ha sido mi sorpresa al comprobar su definición: “violación de la fidelidad o lealtad que se debe”. ¿Sólo es traición lo que se debe? ¿Y qué hay de lo que uno espera? Qué injusta es la Rae con los sentimientos ajenos, qué mezquina con las reglas.
Si no hay pacto, no hay engaño, no hay traición, porque no me debes nada. Si te digo haz lo que quieras, entonces puedes pisarme, taparme la boca y arrancarme los sueños impunemente. Eres tan libre que sin límites te vuelves osado. Sientes que no has hecho nada malo porque le has sido fiel a un diccionario. ¿Por qué no has sido leal a todo lo que me callo?


Digan lo que digan las palabras, hoy me siento doblemente traicionada.


Miriam

lunes, 29 de octubre de 2007

Para ti Mon

Se ríe porque nada le hace más gracia que ser el centro de todas las miradas maduras hambrientas. Y sabe el caramelo que posee, pero cuesta de desenvolver. Desde niña quiso jugar a ser mujer, y abandonó las muñecas para aprender a deshacer el nudo de una corbata.
Ella, a veces tan serena y madura, y otras tan lasciva y visceral, desconcierta a todos cuantos la conocen. Ella, que ha sabido volver a nacer sin haber muerto jamás porque tras sus lágrimas se esconden puñales de acero que se resisten a dejar esta vida tan suya, perdona pero no olvida, y ama pero con el pintalabios puesto.
Y fuma de su cigarro, pese a tenerlo prohibido, y sorbe una cerveza, y baila, y mira, y susurra y dispara. Y te dirá que para hacerla feliz le regales un bolso, un fin de semana en NY y la invites a cenar en uno de los mejores restaurantes de Manhattan. Pero no será feliz si durante la cena no la miras empalagoso y le dices que ese bolso solo le sienta tan bien a ella, a la luz de las velas de una suite neoyorkina.
Desde la elegancia deja entrever un ardor insaciable. Tras un vestido negro, sus senos gritan ser acariciados. Sus ojos callan más de lo que piensa. Su boca besa menos de lo que podría. Tan buena amiga como amante.

Eva

viernes, 26 de octubre de 2007

Enferma

La excitación es una rara enfermedad. Una herida se abre y con cariño, dulcemente, empieza a supurar. Primero pica, luego escuece, después duele. La afectada grita en busca de un calmante. Necesita una venda que acaricie su carne viva, una aguja punzante que suture su brecha interna. La dolencia aumenta cuando encuentra el antídoto. Con el alcohol la lesión se apaga, pero el camino es lento y su pendiente, aguda. Mientras sana puede llegar a delirar. La fisura sangra más que nunca, cual tormenta al son de sus gemidos. La enferma se retuerce, suda, jadea, hasta el punto de parecer una bestia salvaje. Chilla, brama, truena. Pierde la conciencia y desaparece de este mundo por unos instantes. Pero no muere. Vuelve a la vida. Primero duele, luego escuece, después pica. Convulsiona con cariño, dulcemente, y su llaga cierra hasta nuevo ataque. Qué rara es la enfermedad de la excitación...

Enferma hasta el fin


Miriam

miércoles, 24 de octubre de 2007

Apostar

Cuando sientes que el mundo se te escapa de las manos. Cuando te calzas unos tacones y su son no acompaña el compás de tu corazón porque ni siquiera sabes a dónde vas con ellos. Cuando no sabes qué escribir porque sólo piensas, pero nada es determinante ni nada tiene coherencia ni un hilo argumental. Cuando ves pero no logras mirar más allá de lo que tienes enfrente. Cuando lees pero no entiendes lo que se esconde entre líneas. Cuando sientes que tus principios se desvanecen porque das paso a lo irracional, sin dar permiso. Cuando la música no transmite nada más allá de la letra que un cantautor ha escrito sabiendo lo que dice, pero tu no tienes nada que decir. Cuando flotas en cada beso sin saber qué vendrá después. Me remito a un antiguo artículo que escribí en esta página para describir el miedo. El miedo a no controlar, a la incapacidad de decidir desde el raciocinio supeditando a él el corazón. El tan inevitable miedo a apostar, por perder, o por ganar demasiado.

Eva

lunes, 22 de octubre de 2007

La gran necesidad de SENTIR

Sentir, sentir, sentir. Es la gran necesidad del posmoderno occidental. Todo lo que nos hace sentir vende. Las pelis que nos arranquen una lágrima o un grito de terror, las canciones que desgarran el alma, los viajes exóticos, los deportes de riesgo, las drogas. Llenamos nuestro tiempo con actividades sedientas de sentir, porque parece que si nos quedamos en casa leyendo, lo perdemos. Porque si no sentimos algo a flor de piel parece que no estamos viviendo. Ansiamos experiencias estimulantes que exciten nuestros sentidos.
Curiosamente los últimos dos fines de semana los he dedicado a sentir. El primero a sentir pánico, vértigo, a disparar mi adrenalina, y el segundo quise encontrar la paz en plena naturaleza.
En el parque temático Port Aventura descargué tensiones gritando y sintiendo como se encogían mis entrañas en cada ajetreo que la máquina propinaba a mi cuerpo. Necesitaba, estando allí, subir y gritar, bajar y volver a subir, y como una niña reía y saltaba en busca de exaltación, para sorprenderme a mí misma sintiéndome rabiosamente valiente y atrevida cayendo con los brazos abiertos 100 metros en 4 segundos.
Ayer sin embargo buscaba algo diferente. Fui a un spa, uno de estos nuevos centros balnearios que ha inventado el siglo XX fruto del estrés posmoderno. Buscaba, en esta ocasión, desasosiego. Buscaba meditación, relax, lo que tanto anhela el urbanita. Y entre masajes, baños de frutas del bosque, sauna finlandesa y aguas termales (lo sé, es maravilloso!!) logré sentir. Y sentí cómo mi cuerpo flotaba, cómo mi alma se vaciaba de tensiones. Sentí cómo los problemas se ahogaban bajo las burbujas del jacuzzi. Sentí que no quería volver a la civilización al despertar oyendo pajarillos, y pensando que en el hall del hotel me tenían preparado el desayuno.
Y ahora, escribiendo estas líneas desde la facultad, sin sentir nada y sintiéndote tan dentro, estoy pensando en verte, que es lo que más me hace sentir, porque a tu lado, estar en un bar tomando un café es lo más excitante que puede pasarme.

¿Ya habéis pensado qué vais a sentir el próximo fin de semana?

Eva

viernes, 19 de octubre de 2007

Cochin...arte




Las palabras son la mejor manera que tengo para expresar ideas. Algunas personas utilizan las imágenes con el mismo fin con el que yo escribo. Hoy la fotógrafa Laetitia Bica me ha hecho reflexionar durante horas. Aunque a priori os pueda parecer banal, contiene muchos mensajes: sensualidad, violencia, poder...

La felación deja de ser un acto sumiso...


Míriam

jueves, 18 de octubre de 2007

Corazones tramposos

Hay mujeres que viven perpetuamente enamoradas. Conocen a un ser cualquiera y, antes de mirarle el alma, empiezan a amarle. Veneran su aroma, se prendan de su mirada, adoran el sonar de sus palabras, enloquecen con su presencia. Y entonces, con toda la embriaguez que el amor produce, deciden adentrarse en su espíritu, seguras de que lo que encontrarán será del calibre de sus sentimientos: divino y apoteósico. “Si su olor es dulce, también lo será su carácter. Si su mirada es penetrante, también lo será su inteligencia. Si sus palabras son contundentes, también lo serán sus pensamientos. Si su presencia me vuelve loca, es porque él es una gran persona”, se dicen a sí mismas. Pero detrás de las palabras, de las miradas, del perfume, sólo hay un vacío donde el amor resuena al chocarse contra las paredes. No hay más que la nada. Cuando estas mujeres se dan cuenta de que su amado no existe, se ponen a llorar sin parar. Y aún con la visión quebrantada por las lágrimas, conocen a otro ser cualquiera y empiezan a amarle locamente. Viven perpetuamente enamoradas.

Miriam

martes, 16 de octubre de 2007

El amante fiel

Ella le esperaba despierta hasta la madrugada. Y le miraba. Le olía. Y si en la camisa no había restos de carmín esa noche dormiría tranquila en sus brazos y le amaría con locura y sin dudas. Pero si descubría en su atuendo perfume de mujer, la sangre le hervía y su amor se desvanecía para dar lugar al odio más venéreo. Y él, que siempre le fue fiel porque jamás pudo dormir en brazos de otra, no comprendía porqué ella tanto le reprochaba lo inevitable; que le levantara la falda a cualquier muchacha que se le antojaba.
Ella le dejó, porque consideraba insostenible la adicción de él a los revolcones en un motel. Y ahora, dos años después y de nuevo él casado, son amantes. Se acuestan cada lunes al mediodía en una pensión que alquilan habitaciones por hora. Y ella llora desconsolada tras el encuentro sexual, porque no ha conseguido que se duerma a su vera. “Sólo duermo en brazos de mi mujer”, dice, y se levanta de la cama y se va, rumbo a su hogar, donde su nueva esposa le espera feliz con la comida preparada.

Eva

lunes, 15 de octubre de 2007

Polvos que no son nada, polvos que lo son todo

“Polvo somos, del polvo venimos y en polvo nos convertiremos”, dijo algún iluminado. “¿Qué somos?”, se preguntó. Y mirando a su alrededor, un mundo tan confuso como inexplicable, llegó a la conclusión de que lo que más se parece a nuestra existencia es el polvo. ¡Brillante! El iluminado debía de ser un genio, casi un profeta, porque tal agudeza sólo puede ser fruto de una mente que roza lo divino.
Uno piensa en polvo y lo primero que divisa es la nada. Algo volátil, efímero, pasajero. Como nosotros. Ante el cosmos, somos la más liviana partícula. Pero luego, reflexionamos y nos negamos a reducir la condición humana a algo tan escueto. La vida es demasiado plena como para aplicar el etéreo estadio a todo. Emociones, disgustos, sentimientos, llantos...
Pero el iluminado también pensó en eso. Y es que ser polvo va más allá de la nada. El menú polvoriento es casi infinito: polvos mágicos, polvos sucios, polvos alérgenos, polvos picapica, polvos que se echan, polvos que se esnifan, polvos que se transforman en leche... una lista que se alarga tanto como nuestra imaginación. Hay tantos polvos como personas, como situaciones, como romances. Y todos son todo y nada a la vez. Todo en un instante, nada en una vida; todo en una vida, nada en el universo.
El iluminado no podría haber encontrado una palabra mejor para explicar la eterna dualidad que nos rodea, la eterna complexidad de existir. La balanza entre todo y nada. Somos polvo cuando vivimos, cuando morimos y ¡como no!... también venimos del polvo. La vida es un polvo. Polvos que no son nada. Polvos que lo son todo.

Miriam

sábado, 13 de octubre de 2007

Un ángel

Ha aparecido un nuevo ser en mi vida, y mi corazón se ha ensanchado para que esté en él. Y no hay nada más emocionante que verla dormir, que verla llorar, porque es el milagro de la vida. Cuando alguien nace el mundo se estremece y todo cuánto rodea este fenómeno se vuelve vulnerable. Todo pende de un hilo. Rezar para que sea sana, para que todo salga bien. Y después, cuando el mundo la envuelve con su hostilidad, se vuelve protagonista. Desde tu cuna me miras y siento esas ganas de hablarte del mundo injusto, no tanto para ti que eres tan bella, pero del mundo que estropeará tu inocencia, que corroerá tu inmaculada alma. Ansío hablarte de todo cuánto sé y que jamás entenderás hasta que la vida te demuestre, a golpes, lo que quería decirte.

Y desde su pequeñez es enorme su presencia, ya no física, si no que ella desconoce el poder que derrocha en cada gesto, capaz de hacer temblar de emoción a todos cuantos la amamos.

Bienvenida a este mundo Mar, serás tu quien tarde o temprano llorarás la ausencia de todos cuantos lloramos tu nacimiento.

Eva

martes, 9 de octubre de 2007

La Catalunya de Larra

Vivim tranquils, en un país on polítics i periodistes s’amenacen de mort. Bolaño es va quedar a gust el passat 12 de setembre a la recepció de la Diada al Palau de la Generalitat. “Barbeta estás muerto”. Quina nació de diplomàcia, bon gust i saber estar. Si Larra ho hagués viscut hagués titulat el seu article El catalán viejo. Però no passa res. Algú se’n fa ressò. Però tot segueix igual. I els joves, l’arrel creixent poderosa que ha de moure el sòl, no s’escandalitzen pas. Ja en tenen prou de preocupar-se de buscar un pis. Però amb tranquil.litat, eh? Sense pressa. Això sí, van a manifestacions per a una vivenda digna, però no aniran a “la Caixa” a buscar informació sobre com gestionar la seva independència econòmica. Un informe de l’Institut de la Juventut revela el desconeixement de la gent jove de les ajudes per a obtenir una vivenda, i la ignorància cap a tot allò relatiu a les hipoteques. I volen un pis, però és clar, posa’t a buscar-lo, això ja fa mandra...No anem bé. Ens estem tornant espanyols. La nostra nació, que havia adoptat la disciplina, puntualitat i empenta dels nostres veïns francesos, s’està encomanant de la vulgaritat, la mandra, la immaduresa d’uns joves irracionals. Només cal sortir al carrer i fer-ne una ullada. Bars i cerveseries plenes en horari laboral. On és la Catalunya rebel? La que lluita, treballa, s’engresca i va amunt i avall sense badallar perquè l’eficàcia és el seu lema? Només cal agafar un dia el tren a Barcelona per entendre la indignació de Larra quan escrivia Vuelva usted mañana.. Només cal llegir al diari com els màxims responsables del Govern prometen l’AVE al 2007 a Barcelona. Pocs mesos més tard el català llegeix les justificacions del retràs, i encabat es rascarà la panxa, obrirà una cervesa, i encendrà el televisor.

Eva

lunes, 8 de octubre de 2007

Una teoría más sobre "follar"

Una buena amiga dice que hay putas que son aún vígenes porque nadie les ha hecho el amor. Y que hay vírgenes que son muy putas porque se pasan la vida calentando motores pero no pueden arrancar el coche. Unas y otras, en el fondo nosotras, podemos hablar de follar o de hacer el amor, y aunque las versiones disciernen, no hay ser humano que folle por follar. Los animales follan, las personas hacen el amor. El que dice que folla sin amar, quizá no miente y realmente no ama a su compañero de cama, pero no está follando por follar. Está amándose a sí mismo, está alimentando su ego, está llenando un vacío,o está rebozándose con alguien fantaseando con quién realmente ama. Sólo follan los animales y los nostálgicos que no pueden hacerle el amor a quién realmente aman.
No se puede hacer el amor con alguien si no le estás amando, aunque tan sólo sea en esos instantes sedientos de sentir. No es posible que uno no ame a quién le está acariciando el sudor ardiente del placer, no es posible estar besando candente de deseo a alguien a quien no amas. No se puede hacer el amor y compartir todo lo que ello concierne si no estás amando. No se puede no amar y mirar a los ojos a quién está encima de ti gozándote, a quién le estás regalando la más secreta de tus facetas, tu intimidad, tu desnudez, tu líbido, tu mirada perdida en la fantasía, tu estado más irracional y a su vez el más cargado de humanidad. No se puede sentir tanto con alguien y no amarle.

Eva

jueves, 4 de octubre de 2007

Mi felicidad

La felicidad es bailar en tejanos mientras tu me estás mirando. Es andar por la calle con Rakel y apostar a ver quién de las dos tiene huevos a sacarse la camiseta en medio de la plaza. Es ver a mi madre nerviosa, robándome la ropa porque tiene una cita. Es cenar “algo” que ha preparado mi padre, mientras me habla sobre ingeniería naval (que ya ves tú lo que me interesa). La felicidad me llega con el viento y se me escapa, y viene y va, por momentos. Y en su vaivén yo sobrevivo. A su remolque, la espero ansiosa o la gozo exhausta.
Y no es más, la felicidad, que beber un buen vino, con Miriam sonriendo y Gisele olisqueando. Es hacer el ridículo con Monica en el escenario de una discoteca. Es hacer una campana por nada, por tomarme una insulsa cerveza caliente mientras veo a los transeúntes, absortos, buscando, como yo, motivos para descubrir cuál es su felicidad. La mía es escribir sobre ti, sobre mí, sobre el mundo, que me espera incrédulo.

Mi felicidad es mirarte y reír. Reírme sin motivo, porque nada tiene tanta gracia como estar a tu lado y no entender por qué coño te quiero tanto.

Eva

martes, 2 de octubre de 2007

Sequedad (mental)

Hay días en los que te sientes seca. No estás triste ni alegre, simplemente apática. El amor no te enardece, pero tampoco te tormenta. No tienes ideas, tu intelecto se merma y empiezas a coquetear con la vagancia. Estás tranquila y relajada. No hay nada que te apetezca más que perpetuar tu estadio vegetativo. Recibes estímulos y los rechazas, porque tu mente no está por la labor. Dejas pasar las oportunidades, las caricias de la vida: así es más fácil. Y mientras empiezas a bostezar, miras como te van saliendo raíces y telarañas. Piensas que te estás transformando en un ser inerte, no es que te importe, pero lo piensas y, al son de tu pequeña observación, comienzas a moverte. Poco a poco vuelves a encender el engranaje, con sigilo. Tu cabeza se transforma en cerebro otra vez. Te das cuenta de que la comodidad derrocha tiranía, que es una falacia que te impide progresar. Tú no has nacido para convertirte en flor. Te pones los tacones, rescatas tu agresividad y de nuevo a la guerra. ¡Basta de holgazanearías, hay que vivir y y disfrutar! Te enciendes, te enamoras, te sientes mojada de nuevo. Y luego, vuelves a escribir.

Miriam

lunes, 1 de octubre de 2007

Amor posmoderno

Hoy en día las personas ya no saben amar. Los jóvenes de hoy solo buscan sexo y diversión, no cabe en ellos el amor. ¡Tanta falacia macabra me irrita! Estoy harta de este tipo de falsos mitos populares que tanto imperan en las conversaciones adultas sobre las relaciones de pareja. Y sí, es cierto, hoy las relaciones son distintas, porque la mujer elige, porque vivimos en la frenética era de la información, que todo lo vulnerabiliza. Si habéis tenido tiempo de leer a Bauman y su teoría sobre el amor, comprenderéis cuán frustrante y pesimista es la visión sobre el amor occidental posmoderno. En su libro, El amor líquido, trata la fragilidad de las relaciones entre un hombre y una mujer en la actualidad. Es sencillo. Bauman retrata una sociedad incapaz de mantener vínculos sólidos y perpetuos. Nada es eterno. Como el agua en nuestras manos, el amor fluye y se nos escapa entre los dedos. Podemos sentir su frescor, pero pronto se evaporará. Y la gran pregunta; ¿es amor o es tan solo la adicción a una sensación que se asemeja al amor? ¿estamos hoy jugando a enamorarnos porque eso nos llena el vacío emocional, o realmente sentimos amor de verdad en nuestras breves relaciones?
Es evidente que hoy la mayoría vivimos relaciones efímeras, fugaces. Porque huimos de un compromiso que nos ata y nos exige demasiado, sin aportarnos suficientes beneficios. Porque hoy no nos jugamos el corazón si no tenemos un seguro de vida. Porque hemos racionalizado el amor. Porque si no me das yo no te doy, y si no me interesa ya no te quiero. Porque el marketing ha barnizado nuestras mentes de la tal forma que optimizamos también nuestras relaciones.
En toda la historia de la humanidad han existido relaciones vacías, de interés, superficiales. Pero que no venga nadie a decir que el amor de verdad ha muerto. Porque hoy, pese a las barreras capitalistas, si el amor es de verdad, llega y levanta faldas y despoja corbatas.
Cada momento de la historia ha caracterizado las relaciones, pero la necesidad de vinculación (de sentirse alguien para alguien) es algo ancestral. Cambiarán las formas pero no el fondo. La pasión de amar sin control es algo tan humano que quien no lo haya vivido nunca no puede ser persona. Hoy, somos más conscientes de lo que queremos, el orgullo y la discreción son armas de supervivencia. Pero cuando amamos, aunque sea al capullo que apenas conocemos, las entrañas nos arden y sentimos, como lo hacían nuestros antepasados, fuegos artificiales cuando nos toca.
Los fuegos durarán hasta que se ponga a llover. De él dependerá, o de ella, que lleven paraguas cuando llegue el momento.

Eva