lunes, 27 de agosto de 2007

Cuando las palabras faltan

La lengua es sin duda la mejor herramienta para describir nuestro día a día. Emociones y situaciones se proyectan en forma de palabra cada vez que hablamos, escribimos o pensamos sobre nuestra vida. No obstante, a menudo nuestro humano código resulta impreciso, insuficiente, para narrar aquello que percibimos y experimentamos. Entonces, emerge un lenguaje abstracto que sólo nosotros entendemos y que nunca conseguimos convertir en algo totalmente comprensible para los demás, por más que nos esforcemos. Y es que a veces, necesitaríamos introducir una nueva entrada en el diccionario para dar forma a lo que sentimos y vemos, porque no hay en este mundo bastantes términos para una realidad tan compleja.
Son muchas las situaciones que están huérfanas de nombre, tan incuantificables como infinitas, pero de todas ellas hay una que perturba mi mente, y la de muchas mujeres de mi alrededor, más que ninguna otra. Me gustaría encontrar una palabra que explicara qué es lo que ocurre cuando se pasa de conocer a desconocer, de la alusión a la omisión, del caso a la ignorancia. Me explico: si utilizamos el verbo “conocer” cuando nos referimos al hecho de que una persona deja de ser extraño para nosotros (momento en el cual iniciamos una serie de rituales como saludar cada vez que topamos con esa persona: darle dos besos., etc, etc..)... ¿cuál es vocablo más adecuado para designar el proceso inverso? Lo primero que nos viene a la cabeza es “desconocer”, pero es evidente que no se puede desconocer a nadie si previamente se ha conocido (y se ha practicado con esa persona toda esa serie de ritos formales). Lo segundo es “olvidar”, pero tampoco convence, pues no es frecuente que un humano borre partes de su vida, a no ser que sufra una amnesia. Por lo tanto, ¿qué nos queda? Podríamos hablar de ignorancia, de engaño, de confusión, de rencor, de dolor, de maldad, de cansancio... pero tampoco se ajustan, ni siquiera sé si se acercan.
Quisiera saber con todas mis fuerzas qué es lo que sucede cuando alguien que te ha mirado a los ojos, te ha abrazado y ha gritado tu nombre mientras se corría empieza a actuar como si no existieras, con la misma lentitud con la que te conoció... poco a poco, dosificadamente, racionando sus palabras y sus gestos hasta llegar a la nada. ¿Cómo debo denominar a ese procedimiento mediante el cual vuelves al gran saco de los desconocidos?

Lo siento, lo vivo y lo padezco pero no sé cómo debo llarmarlo.

Míriam

5 comentarios:

Anónimo dijo...

a eso se le llama ex pareja, no desconocido. se le llama recuerdo. es cierto, le falta un nombre.

Anónimo dijo...

Es una sensació extranya, com de rebuig, però que no es pot descriure, tot i que es mol incomode cuan ho sents. a mi m'ha passat, i has expressat molt be el sentiment que provoca.
Molt bo. Hauriem de buscar-hi un nom.

Anónimo dijo...

Todas las relaciones son como una parábola. Pero no es cierto que depués de ellas se vuelva a ser un desconocido, queda algo un recurdo, una mirada, un saludo. Almenos en mi caso.

Anónimo dijo...

A ti es imposible hacer como que no se te conoce, tras haberte gozado

Anónimo dijo...

Te aseguro que sí, anónimo